sábado, 5 de marzo de 2011

Breve conversación con Pietr Gourchenko Ivanovich

Humedecido entre viejos papeles de un reportero soviético, fue encontrado el 28 de abril de 2010 un fragmento de entrevista realizada al célebre erudito musical Pietr Gourchenko Ivanovich, conocido por sus estudios sobre la música siberiana del régimen estalinista y de las polcas comunistas desterradas de Polonia. En este fragmento, aunque no se menciona al músico en cuestión, se sospecha que podría referirse al célebre compositor y pianista Nikolai Abramsky Gaviriin, o a su primo político, el ex zapatero imperial y músico amateur, Alexander Glinka Abrasmky, duda que se mantiene debido a que ambos fueron sometidos al mismo régimen, con resultados similares. La traducción que se presenta a continuación contiene el tono informal, quizás demasiado coloquial y hasta irrespetuoso, de un estudiante del politécnico nacional que se ofreció amablemente a realizarla.





- Y en sus tiempos libres componía a lo loco.

- Ajá.

- Libres, tiempos libres, vaya ironía.

- Ni hablar.

- Pero bueno, el hombre hacía lo que podía. Escribía en las noches, a veces durante la comida, casi siempre en el baño.

- Oh.

- Sí, es políticamente incorrecto revelar las intimidades de los grandes hombres, aunque desde la subasta del inodoro de J.D. Salinger las cosas han cambiado en el mundo.

- Claro.

- Componía sinfonías, piezas para cuartetos de cuerdas, valses. Lo típico. Eso sí, empañado de un aire marcial, otoñal, como de nostalgia por los tiempos gloriosos del Zar.

- Eso debe haberle causado problemas.

- Los tuvo, sí, los tuvo.

- Puedes especificar más sobre esos problemas.

- Para empezar, en la cátedra de Armonía y Composición lo bocharon por sacar a relucir las teorías de Adam Smith. Te imaginarás el espanto de los miembros del consejo del Conservatorio.

- Claro, el más acérrimo teórico del capitalismo…

- Sin contar con la bestialidad de hacer una analogía entre el contrapunto de Bach y las teorías del caos aplicadas a la Bolsa de Valores, que para colmo andaba bastante mal en ese entonces…

- Como siempre. Leí por ahí que también lo habían vetado por no poder componer una sonata utilizando una traslación de las iniciales de Marx a la escala enigmática.

- El marxismo nunca fue fácil.

- Y cómo terminó la historia, cómo le fue con la composición a escondidas.

- Básicamente bien. Hacia el final de su vida, luego de haber pasado muchas vicisitudes económicas, de haber visto su obra censurada y de soportar el escarnio gubernamental, recibió una disculpa pública por parte del Congreso, una vez acabado el régimen, como en invierno del 91.

- Claro.

- Pues, en conclusión, su vida fue una lucha constante por construir una obra independiente y al mismo tiempo adaptarse a las circunstancias políticas, lidiar con la censura, y mantener un equilibrio entre las horas de lectura y de composición en el baño. No fue fácil.

- Y qué ocurrió finalmente.

- Escribió veinte sinfonías, diez piezas para cuarteto de cuerdas, 12 valses y un blues.

- ¿Dirías que el final de su vida fue bueno?

- Sí, fue feliz recibiendo premios y reconocimientos por todos lados. El que más lo emocionó fue el premio Hormiga Negra de la Asociación Rusa de Músicos Proletarios. Claro, se lo dieron dos días después de que concluyera el régimen. Se lo había ganado. No cualquiera pierde 25 kilos en dos meses sin haber pasado por Siberia.