sábado, 30 de junio de 2007

Novedades Julio

Próximas publicaciones:

* Depressive Studies About Happy Northwestern Animals, anticipo del libro que compila el estudio psicosociogeodemopolítico más completo de los últimos tiempos, realizado por el destacado académico doctor Ralph Silver Mind PHD (UNNE, 2007).

* Reflexiones sobre actualidad económica y política internacional.

* Antología de los mejores poetas desconocidos.

* Poesía levitando, rimas y pensamientos de Joseph Conrado Ramírez.

* Andiamo, Giacomo, Io non mangio piano piano, análisis compositivo de la famosa canción popular medieval italiana, a cargo de Renzo Pierino Turturro, lingüista y musicólogo de la Universidad de Turin.

miércoles, 27 de junio de 2007

Vida, obra y muerte de Erasmo Roldán


En esta entrega de la compilación "Escritores del Pasado", Carlos Trujillo del Campo, escritor y regente del cafetín Rosamonte de Valencia, nos refiere sobre la persona que ha ejercido la influencia más poderosa en su carrera literaria, misma que terminó por aniquilar su deseo de escribir.


Toda mi vida intenté participar –y lo intenté con total desenfreno- en cada acción colectiva que se me presentó, desde el colectivo de Alujarra, el colectivo de Tenerife, el colectivo de Quintanilla de las Viñas y el de Fuerteventura. Ninguno me aceptó, arguyendo ellos que era yo demasiado temperamental. En un momento dado, la presión por pertenecer cedió su lugar a un odio profundo hacia todo colectivo, ya no importando si vinieran a rogarme de rodillas los de La Coruña Colective Group, o los pseudo revolucionarios del Colectivo Ojén.

Decidí entonces empezar a probar suerte por mi lado, aunque la fortuna nunca había buscado congraciarse conmigo. Escribí una carta extensa, y quizás algo pretenciosa lo admito, al vizconde de Alvarado solicitándole que repartiera algo de su patrimonio conmigo para financiar un proyecto que consideré sumamente desafiante. La idea era producir un pleonasmo con ciertos silogismos, lo que puede conducir a un accidente fatal en las ciencias exactas (por causar fallidos irreparables), pero que en términos literarios emularía el gallardo arte de confundir de Lewis Carroll.

El vizconde, ni tonto ni perezoso, aceptó el proyecto con una sola condición (que me pesaría hasta el alma): todo el poema (no sé si llamarlo poema, originalmente quería imitar la estructura narrativa del Quijote, de Cervantes), debería estar consagrado a su madre, que en paz descanse, doña Ernesta Hermelinda Ostiones de Alvarado, baronesa de Trujillo. Lo comencé con mucho esfuerzo, lo acepto, pero luego empezó a fluir la inspiración:

Siendo que A + B es igual a C, entonces todas las A de Ernesta son necesariamente una porción de las C, un sumario que se sume por sí mismo en los extremos de la estricta recta. Z + X es igual a C al cuadrado, que bella gesta, doña Ernesta, pues siendo que C al cuadrado es el doble del resultado de A + B, entonces Z + X representan cada uno el cuadrado de A + B, en un mundo en el que sólo existen cuatro números pares y una sola belleza sin par, la de vuestra alteza.

El vizconde de Alvarado quedó satisfecho con la rima y los silogismos (que no eran precisamente tales), mas no con el pleonasmo pues para mi sorpresa él descubrió que no había ninguno. Me exigió entonces rescribir el poema, cosa que hice con mucho esfuerzo, pues esta vez la musa inspiradora se negaba a venir:

Siendo que A + B es igual a C, entonces todas las A de Ernesta son necesaria y forzosamente una porción de las C, un sumidero que se sume hundiéndose en sí mismo en los extremos de la derecha línea recta. Z + X es igual a C al cuadrado, que bella gesta, doña Ernesta, pues siendo que C al cuadrado es el doble del resultado de A + B, entonces Z + X representan cada uno el cuadrado de A + B, en un mundo en el que sólo existen cuatro números pares y una única belleza sin par, la de vuestra alteza.

De todos modos, el Vizconde no estaba conforme, y decidió solicitar la ayuda de su maestro carpintero de cabecera, un joven no muy hábil con la aritmética y la geometría, pero conocido por poseer supuestamente un exquisito talento literario, cosa que me ofendió en lo más íntimo de mi ser, a qué mentir. Entró así en escena Erasmo Roldán. Erasmo había compuesto en sus laboriosos días cientos de elegías, de las cuales destacaba La elegía de la desidia, de la que se desprende la famosa cita "Todo me importa un bledo".

Erasmo propuso hacer un pleonasmo con silogismos al estilo de Artistóteles, valiéndonos de construcciones lingüísticas lógicas y no de fórmulas matemáticas. La cosa se redujo a lo siguiente:

Si todas las Hermelindas son de una linda beldad, y la baronesa así se llama, entonces la baronesa expresa una hermosa belleza, tanto por llamarse Hermelinda, como por su naturaleza excelsa.

Rechacé rotundamente el poema de Erasmo, lo detesté de inmediato por simplista y poco arriesgado. Propuse entonces una serie de modificaciones que llevaron el poema a otro nivel, evitando cualquier parecido con las tres versiones anteriores:


Anacoretas y bicicletas no guardan relación directa, mas la meta de doña Hermelinda ha sido siempre retirarse al desierto desierto y pasear en bicicleta. Si algunos ciclistas son anacoretas, y algunas Hermelindas adoran pasear en bicicleta, entonces algunas Hermelindas son ciclistas y anacoretas. Ergo, doña Hermelinda Ostiones de Alvarado pertenece forzosamente a alguno de ambos grupos.

El vizconde no quedó conforme con el poema (pues sólo contenía un pleonasmo) y perdió la paciencia al enterarse que Erasmo no había participado en la producción literaria. Amenazando con quitarme toda subvención, me orilló a trabajar en colectivo con el carpintero, cosa que censuré en mis adentros pero que terminé por aceptar, sumido en la más profunda de las depresiones.

Trabajamos por meses, día y noche, en el humilde taller del barrio de Tordecillas, oliendo a maderas, tintes y otros aromas desprendidos de la sacrificada labor de carpintero. El odio hacia Erasmo comenzó a ceder transformándose en verdadera admiración. Erasmo, un joven regordete, de muy buen diente y poco dinero para afilarlo, preparaba excelsos guisos de patatas, arroz y lentejas. Juntos comíamos mientras imaginábamos un mundo mejor, en el que el arte estuviera más valorado y los pleonasmos no fueran accidentales. Finalmente hacia la llegada del solsticio de primavera, como si los dioses se hubieran confabulado para proveernos del mejor clima al momento de parir nuestra obra, presentamos la versión final del poema, que creamos uniendo ciertas frases logradas en los poemas anteriores con nuevas intervenciones hechas en colectivo:

Hermelinda, anacoreta y ciclista de linda belleza sube arriba de los tejados y canta.
Todos los pajarillos cantan sobre las tejas. Algunos pajarillos son hermosos y otros de azulada y verduzca belleza. Hermelinda es bella y canta en los tejados, sin dudas es el pajarillo de verde verdor más verduzco del planeta.


El vizconde oyó cada palabra con todo respeto y en el más estricto silencio. Una vez terminada la lectura, decidió llamarnos imbéciles y procedió a despedirnos de su casa, que nos había cobijado sólo en escasas ocasiones. Erasmo estaba aturdido, había logrado su primer fracaso literario, justo cuando su nombre había alcanzado la cúspide del reconocimiento entre los vecinos de Tordecillas y Torremayor, barrio del vizconde de Alvarado.

Acongojado, perturbado y resentido, Erasmo sintió en exceso el peso del fracaso y decidió envenenar su cuerpecillo rozagante de mozo de carpinterías, mancillando para siempre el buen nombre de su familia.

La pérdida me afectó hondamente, había fallecido el único hombre con el que había trabajado a gusto en colectivo, había perecido aquel hermano de la madera y el trabajo rudo, un hermano que apenas estaba conociendo, había muerto mi gran amigo, Erasmo. Fue entonces cuando comprendí que debía encauzar mi talento, que debía homenajearle por medio de un poema simple, de rima tradicional. Fue allí cuando escribí:

El precepto del señor es la finitud del tiempo,
El señor aboga por los sacrificados, por los inocentes y los tuertos
Pero, ¿de qué señor estamos hablando?
En este encierro de mi espíritu
Hoy te pido que me lleves más allá
Más allá de donde se encuentra aquél que me robó júbilos y sollozos
Aquél joven de Algeciras
Erasmo Roldán.

Nunca más abusé de la pluma, renuncié a cualquier especulación lógica y me dediqué regentear un cafetín en la calle de Rosamonte que me heredara mi finada madre cuando aún yo insistía en perpetuar mis talentos líricos. Mi existencia sólo ha sido validada por la presencia de un hombre y su inexistencia la ha borrado para siempre.


Carlos Trujillo del Campo (en la fotografía), Valladolid, 1939, es autor de los poemarios inéditos El otro rostro de Saturnino Rojas (Madrid, 1955), La estaca de Satán (Sevilla, 1956) y el inconcluso Pleonasmos silogísticos sobre la baronesa Ernesta Ostiones de Alvarado.


martes, 26 de junio de 2007

Un estudio sobre Patricio Bustamante


Por Rigoberto Sánchez Azcona

Merde, caca, shit, ¿la vida tiene sentido?, nos interroga sin pudor y con lividez Patricio Bustamante, fundador y exponente más representativo del Paleolítico Contemporáneo, movimiento plástico que si bien ya no pugna por lograr el reconocimiento entre las masas y otros farináceos ornamentales, aún no alcanza plena aceptación en los círculos más conservadores de curadores y galeristas del país.
Artista de vanguardia, Bustamante sentenció a muerte al arte contemporáneo latinoamericano, harto —en sus palabras— de que "el establishment artístico se niegue a evolucionar hacia la única dirección posible, aunque ésta simule ser un retroceso. La tierra está muerta, el arte es un déjà vu, volvamos a bailar frente a las hogueras”. Hogueras de las vanidades, de los egos, de la estima elevada en exceso, de la zalamería, hogueras de la perdición y el lamento que pretenden eternizarse in saecula saeculorum.
Así, una vez más, Patricio Bustamante nos da un cachetazo en los carrillos, nos insufla el alma para luego pincharla con un alfiler y aniquilar la pedantería que sale flotando como gas, devolviéndonos a lo elemental, reduciéndonos a unas pocas líneas y trazos ora firmes, ora temblorosos, ora especulativos, ora simplistas, ora predecibles, ora representativos de toros, bisontes y otros animales de cacería. Porque la obra de Bustamante es fortuita. Como bien lo explica Francis Bacon acerca de su obra, que si bien no guarda ninguna similitud formal con la de Bustamante, sí la tiene en lo esencial:

It came to me as an accident. I was attempting to make a bird alighting on a field. And it may have been bound up in some way with the three forms that had gone before, but suddenly the line that I had drawn suggested something totally different and out of this suggestion arose this picture. I had no intention to do this picture; I never thought of it in that way. It was like one continuous accident mounting on top of another.

Todo en Bustamante es accidental pues, como Bacon, no puede dar en el blanco con la idea que quiere representar, pero gracias a la rebeldía de su espíritu logra vencer esa falta de pericia y se convierte en el fundador de una de las escuelas artísticas más vanguardistas del momento.
El déjà vu existencial que promueve Bustamante (ab irato, corpore insepulto) a través del Paleolítico Contemporáneo no es otra cosa que, por un lado, una provocación mare mágnum, y por otro, una constante variación, un mutatis mutandis; en otras palabras, un síntoma de la contradicción de nuestro tiempo, ya no a través de una náusea existencial incontrolable y sin alka-zeltser que la remedie como la de Sastre, sino tan sólo un ligero empacho causado por tanta fantochería artística.
Es por eso que el Paleolítico Contemporáneo se manifiesta activamente contra lo aparentemente minimalista, devolviendo el arte visual a sus orígenes, haciéndolo de una manera supra minimal, ora en cavernas, ora en cuevas, ora en rendijas, ora en pozos ciegos, pues el artista de todo se vale a la hora de expresar su desprecio hacia lo kitsch y su contraparte, el minimalismo prolijo y falso, que abundan en el arte contemporáneo de Latinoamérica.



Patricio Bustamante (Chile, 1958). Exposición “Baticuevas de la memoria”, del 27 de junio al 15 de julio de 2007 en la Galería Alfonso Prado, Oaxaca (MX).